De repente me recordaste tanto a él. No sabía con quién hablaba, a quién amaba.
Tu risa, tus gestos, sus gestos.
La voz se hacía cada vez más confusa y mi cabeza otra vez era una licuadora.
¿Qué buscas? ¿Qué queres? ¿No fue suficiente? ¿Acaso yo no fui suficiente?
Y cuando digo que esto ya lo viví en realidad estoy diciéndote que no quiero que se repita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario