En el segundo piso se escucha un murmullo.

La luz de tu habitación viene y va como si siguiera sus intensidades.
¿Que vamos a hacer?
El aire esta cada vez mas frío, creo que fuimos nosotros.
¿Recordas? Mirábamos el techo acostados con nuestra piel rozando.

Era simple, era lindo. Ese techo contenía tantos paisajes.
El murmullo sigue. ¿Somos los únicos callados?
Me cuesta aceptar algunas cosas.

Esas cosas que cambian, como los sentimientos.
Eramos chicos, jugábamos a ver quien aguantaba mas sin tocar al otro.

Nos divertiamos mucho.
Pero el murmullo sigue y la canilla del baño gotea.
¿Por que me cuesta tanto dejarte ir?

¿que sentido tiene?

lograste que los domingos dejasen de ser deprimentes.

¿hay algo que no puedas hacer?

¿Cuántas más podrias ser? ¿cuánto más de vos aun no sabe?

Somos muchas, diferenciadamente parecidas. Cada una con sus sueños, cada una con sus miedos. Lugares, lugares para ellas hay miles. La primera esta por Paris, la anteúltima por Praga. Y como lugares hay también variados pensamientos, muchísimos. La segunda cree que nunca va a ser feliz, la tercera que aquel es el hombre de su vida. Confundidas, bastante confundidas. Salvo la cuarta, ella siempre sabe lo que quiere. Conviven. Convivimos como podemos. Siempre hay épocas en las que alguna busca verse más que otra. Mientras tanto las demás invernan en recuerdos fríos y desfasados de lo real. Hay ordenes que seguir, momentos para ser y lugares que ocupar. Pero siempre a lo último estoy yo, siempre sintiendome pequeña, queriendo invernar cuando ya nadie inverna, queriendo salir cuando no hay nadie para recibirte fuera. Es complicado sentirse siempre así, no tengo la misma luz que la primera y aun hasta ser la tercera parece ser mejor que ser la última. A cada rato me pregunto: ¿cuánto tiempo va a pasar hasta que llegues a mi?

A la verdadera.