miércoles, 25 de febrero de 2009

Recuerdo la desesperación del momento, no sabía qué hacer. La situación me desbordaba (ya desde aquella época), todo parecía ser mi culpa, todo se veía confuso, horrible. Te llame desesperada, lloraba. Sorprendido pero con tu tipica voz calmada lograste hacerme entender que ahi estabas para cuidarme. "No llores hermosa, no es tu culpa, por favor no llores" me dijiste tiernamente e intente creerte. "Puedo estar ahi en unos veinte minutos". Te ofreciste para abrazarme y me negue (hoy me arrepiento). Estabas preocupado, sabías lo que podía pasarme en esos tiempos. Esa noche llore tanto al verla lastimada, la sangre acumulada me impresionaba. Desee muchisimo ese abrazo que rechace, te extrañe un poco más que de costumbre pero sentí, sentí que estabas.

No hay comentarios: