miércoles, 17 de junio de 2009

Mi te una vez mas estaba frío por elección, la taza de café vacía y sus ojos perdidos por algún lugar no muy cercano. Ni siquiera intente averiguar lo que pensaba, hace rato ya no tenia ganas de intentar nada. Tome un sobrecito de azúcar y empecé a jugar con el pasándolo de una mano a otra. Qué triste se veía el señor de la mesa de al lado, aun mas triste que nosotros. Fumaba con la cabeza gacha mientras miraba su café. Otro mas que había dejado el bar hace rato. Me quede observandolo un momento, siguiendo las lineas de su rostro hasta que sentí como repentinamente alguien tomaba mi mano. Había olvidado que estábamos juntos. Lo mire sin ganas y sonreí de la misma manera. Hay veces que simplemente queres levantarte, decir alguna verdad rápida e irte pero algo en tu conciencia no te deja y a la noche pretendes dormir. Hace rato te aburrió el insomnio. Y seguís ahí, con alguien que no sabe lo que quiere.
- Qué te dio cuando estábamos en la parada del colectivo? - pregunto mirándome fijamente como lo hacia cada vez que quería intimidarme.
Cuando no se que responder o se que la verdad le va a doler demasiado prefiero quedarme callada. Y eso fue lo que hice una vez mas.
- Lo llamaste?
- No - respondí algo irritada - No, no, no, no y no te importa.
- Osea que...
- Nada, osea que nada, no quiero responder mas preguntas, vos nunca respondes las mías. - otra vez las ganas de levantarme corrían por mis piernas.
- Vos nunca preguntas.
- No pregunto porque no quiero saber la verdad, prefiero imaginar cosas.- solté su mano y seguí jugando con el sobrecito de azúcar. Me sentía nerviosa, con ganas de decir todo como algunas veces había pasado, pero no había llegado a mi limite, siempre callo hasta cierto punto.
Y porque sabia que yo tenia razón no dijo mas nada por un rato. Luego empezó a hablar de cosas que a ninguno le importaban, pagamos la cuenta entre ambos y empezamos a caminar hacia la parada del 26.
- Te acordas cuando...
- Si, me acuerdo. - interrumpí.
- Como sabes lo que iba a preguntarte? - sonrió.
- Siempre lo se, o la mayoría de las veces. Me ibas a preguntar si recuerdo aquella vez que me acompañaste después de la función a esta misma parada y yo te dije que no hacia falta que me miraras así, que ya sabia que querías abrazarme y después... Recuerdo tu sonrisa perfectamente.
- Si, era eso.
- Pero te intimide y no lo hiciste.
- No me intimidaste.
- Entonces que paso? Te arrepentiste?
- No. Me dio miedo por vos. Pero ahora me arrepiento de no haberlo hecho.

1 comentario:

AZUL dijo...

cierto, cierto, cierto, yo también he querido salir corriendo tantas veces... pero esa maldita conciencia... al final siempre, igual que vos, me quedo callada!